En Holanda, la bicicleta es el principal medio de transporte, y lo es por muchos factores no sólo por actitud. El. combustible es muy caro, las ciudades son pequeñas, las distancias entre ellas son esos cortas y el territorio es llano, luego encima está la infraestructura.
En esto de la infraestructura es donde más tenemos que aprender. Con honrosas excepciones como Sevilla, la mayoría de las ciudades españolas carecen de un carril bici que pueda considerarse como digno o decente. Algunas ciudades es que ni siquiera no tienen. Por no meternos ya a analizar el respeto al ciclista.
Soñar con ver en España algo como Hovenring es una auténtica utopía. Este tramo vendría a ser el sumun de los carriles bici, porque antepone este medio de transporte sobre los vehículos de motor, y además no hace con una infraestructura fantástica, una auténtica curiosidad arquitectónica.
Muchos habréis visto la foto de un especie de rotonda para bicicletas que se eleva por encima de la carretera. No es un fake, es real, es Hovenring. Abierto a bicicletas y peatones desde el verano de 2012, esta gran estructura en forma de anillo fue la solución que se ideó en 2008 para el problema que suponía ir de Eindhoven a Veldhoven, o viceversa, en bicicleta, ante la falta de seguridad que suponía el aumento del tráfico en carretera.
Desde el primer día, Hovenring se convirtió en un símbolo. Una especie de blasón para los activistas de la bicicleta, para aquellos que quieren conseguir para sus países, para sus ciudades o pueblos, lo que los holandeses consiguieron años atrás.
